El exilio, que significó la sangría del capital humano de la cultura española, incluido el componente científico, provocó una descapitalización que tardó decenios en ser solventada. Además, la depuración emprendida tras el fin de la guerra por los vencedores golpeó con extremada dureza al sistema educativo y científico español. Las depuraciones de maestros, profesores universitarios y científicos excluyeron de la práctica profesional a miles de personas capacitadas, condenadas a un duro y amargo exilio interior y también aquellos personas que pudieron escapar y refugiarse en otros países .Fue muy duro ir a otros países dónde no sabían el idioma y lo mas duro es que se apartaron de su país , su familia y sus amigos .
La salida de los republicanos de España y su marcha al exilio no se produjo en un único momento y de una sola vez. Los flujos de población se realizaron desde los primeros meses de la guerra, y su detonante no fue otro que la violencia sufrida por la población civil en la brutal represión ejercida por los nacionales en las zonas conquistadas. Esa época significó una gran oleada de emigración. Uno de los países donde hay más epañoles exiliados en Francia.
Salida de España
Unos 465.000 personas emigraron a otros países . Su procedencia geográfica era muy diversa pero resaltaba los catalanes y aragoneses, también se daba una diferenciación social, profesional y en cuanto a la adscripción política. Era todo un colectivo el que se veía obligado a exiliarse, pues, junto a los restos de un ejército en derrota, a los dirigentes políticos, a los cuadros de la administración republicana iban mujeres, niños, ancianos, intelectuales...
Llegada a los campos de concentración (Francia)
Francia no estaba preparada para la avalancha humana que se le vino encima y concentró a los exiliados en campos de concentración improvisados por el sur del país. La población civil era seleccionada en los campos de control de Le Boulou y Bourg-Madameantes de ser repartida por territorio nacional,y los soldados fueron reagrupados en los campos de Argelers, St. Cebrià y Barcarès, playas superpobladas donde intentaron, casi sin medios, sobrevivir a un duro invierno, y donde en el mes de abril habían fallecido (niños,mujeres,soldados..) ya 15.000 republicanos.
Pero no sólo la emigración fue hacia Europa :
Los médicos republicanos exiliados fue capital en la sociedad mexicana . En Gran Bretaña , donde una cantidad de científicos españoles se instalaron durante los primeros años del exilio , para más tarde pasar a países iberoamericanos . Es el caso de Pío del Río -Hortega , discípulo de Cajal , quien tras exiliarse a Oxford pasó a Argentina , o del propio Juan Negrín exiliado primero en Londres y después en París su muerte.
Los médicos republicanos exiliados fue capital en la sociedad mexicana . En Gran Bretaña , donde una cantidad de científicos españoles se instalaron durante los primeros años del exilio , para más tarde pasar a países iberoamericanos . Es el caso de Pío del Río -Hortega , discípulo de Cajal , quien tras exiliarse a Oxford pasó a Argentina , o del propio Juan Negrín exiliado primero en Londres y después en París su muerte.
Casos de científicos expatriados
Blas Cabrera
- En el campo de la física :En el campo de la Física Blas Cabrera, catedrático de Electricidad y Magnetismo, de reconocido prestigio internacional, fue depurado por el bando franquista y se exilió a México, donde fue acogido por la Universidad Nacional Autónoma como profesor de Física Atómica. Falleció en México, en 1945.
Pedro Carrasco
- En el campo matemático :Pedro Carrasco fue un físico y astrónomo español. En 1917 obtuvo la Cátedra de Física -Matemática de la misma universidad. Trabajó en el Observatorio Astronómico de Madrid, del que llegó a ser su director. Con el final de la Guerra Civil, debió exiliarse en México, formando parte de la Junta de Cultura Española. Allí accedió como profesor a la Universidad Nacional Autónoma y a la Universidad de Morelia
Ignacio Bolívar
- Se licenció en Derecho y se doctoró en Ciencias Naturales y en 1875 obtuvo plaza de profesor en la Universidad Central de Madrid, donde fue nombrado catedrático de Entomología en 1877. A los 89 años marchó al exilio (en 1939) a México, junto con su hijo, también entomólogo, Cándido Luis Bolívar y Pieltaín. En este país fue nombrado Doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México después de una extraordinaria labor académica y de colaboración científica que mantuvo durante cinco años, el tiempo que transcurrió desde su llegada hasta su muerte, a la edad de 94 años.